Blanca García Podadera, Paula Gil Pinzón, David Hurtado Bermúdez, Joaquín Páez Moguer
Introducción: El autismo es una alteración del desarrollo neurológico caracterizado por dificultades de aparición temprana, afectando a 1 de cada 68 niños. Más del 70 % de la población con Trastorno de Espectro Autista (TEA) presenta algún tipo de afección médica, psiquiátrica, del desarrollo o motora.
Los niños más tardíos en el diagnóstico de TEA muestran mayores retrasos de los hitos motores, lo que conlleva a asimetrías posturales y alteraciones de la marcha. Estas alteraciones de la deambulación se producen con el fin de lograr una mayor estabilidad para contrarrestar las alteraciones del equilibrio y de la propiocepción que presentan. Una de las variaciones consiste en la marcha en puntillas, la cual es un tipo de marcha en la que no existe contacto inicial de talón.
Este póster trata de establecer la relación entre el autismo y la marcha en puntillas, con el fin de conocer este trastorno cada vez más frecuente para poder orientar al paciente hacia el mejor tratamiento.
Materiales y métodos: La búsqueda bibliográfica se realizó en diversas fuentes y bases de datos como son Pubmed, Medline, y libros, pasando positivamente los criterios CASPe la bibliografía obtenida.
Resultados: La marcha en puntillas se encuentra presente en un 15-45 % de los niños con TEA; la etiología de esta alteración está relacionada con la desregulación de los reflejos infantiles, si estos no se desarrollan con naturalidad provocarán alteraciones del sistema vestibular y visual; ambos problemas generan cambios posturales y de la marcha. La prevalencia de la torsión tibial externa en niños con TEA es de 32.9 %, lo cual aumenta el riesgo de aparición de MP.
Conclusión: La revisión bibliográfica realizada ha demostrado las diversas causas que ocasionan la marcha en puntillas en niños con autismo, las cuales se deben a un recuerdo permanente de reflejos residuales, alteraciones somatosensoriales y una torsión externa aumentada. La importancia de este trabajo estriba en el aumento de la prevalencia del TEA, ya que la mayoría de las alteraciones motoras aparecen antes del déficit social y de comunicación, por lo que es de importancia conocer los síntomas, tanto para el tratamiento como para la mejora del TEA, e incluso en la ayuda del diagnóstico temprano.