Álvaro Gómez del Pino, Alejandro Castillo Domínguez, Antonio Cortés Rodríguez, Luís Pacheco Pérez, Marcelino Torrontegui Duarte, Joaquín Páez Moguer
La prevención y el tratamiento de las lesiones musculoesqueléticas en los atletas es una preocupación principal de los entrenadores, los profesionales y los propios atletas. Esto ha llevado a investigar las circunstancias y las características de las lesiones sin contacto (por factores intrínsecos del atleta) en mayor detalle, con el objetivo de identificar posibles factores de riesgo y enfocar las iniciativas hacia la prevención de lesiones.
Hace más de una década se propuso que la estabilidad central desempeña un papel importante en las lesiones y el rendimiento. Hoy la aceptación de entrenar el CORE lumbopélvico como parte de los programas de prevención o rehabilitación de lesiones para los atletas es generalizada.
Esa sincronía de elementos anatómicos puede observarse en el pie. El desarrollo evolutivo del arco interno del pie coincidió con un aumento de las demandas funcionales cuando los humanos comenzaron a correr. El movimiento y la estabilidad del arco están controlados por músculos intrínsecos y extrínsecos. Los músculos intrínsecos del pie desempeñan un papel crucial en la regulación de la absorción de impactos y la propulsión durante las actividades dinámicas. La disfunción de estos puede conducir a una mayor demanda en los componentes restantes dentro del CORE del pie para mantener el control dinámico del mismo, lo que lleva a una descomposición más rápida de ellos y de los que interaccionan próximos al pie. Sin embargo, los médicos e investigadores ignoran en gran medida los músculos intrínsecos. Como tal, estos músculos rara vez se abordan en los programas de rehabilitación.
El entrenamiento de los músculos intrínsecos del pie va desde un sistema de aislamiento analítico progresivo de los mismos, a través del “short foot exercise”, hasta su integración en carga, con diferentes escenarios. La función y contribución de la musculatura intrínseca del pie es:
• La fatiga o disfunción de los músculos intrínsecos plantares da como resultado una postura alterada del pie. • El entrenamiento muscular intrínseco del pie mejora la postura del pie.
• La activación de la musculatura intrínseca del pie aumenta a medida que aumentan las demandas posturales.
• El momento de la activación y el área transversal del músculo influye en la función muscular intrínseca del pie.
• El entrenamiento dirigido mejora el área transversal del músculo intrínseco del pie.
• La estimulación eléctrica mejora la función de los músculos intrínsecos del pie como estabilizadores del arco longitudinal medial.
Finalmente, llamamos a una mayor conciencia de la importancia de la estabilidad del CORE del pie en la normalización de su función y, en consecuencia, la del miembro inferior, debido a su repercusión tanto en la estabilidad como en la función motora y sensitiva