Valencia, España
Castellón, España
Barcelona, España
Introducción: Las lesiones en el pie se producen por fuerzas anormales sobre sus componentes estructurales (hueso, ligamentos, cartílago y músculos) y no únicamente por movimiento anormal. Por tanto, a la hora de buscar relaciones causa-efecto de patologías del pie es necesario realizar estudios dinámicos. Para ello, durante la última década se ha introducido el análisis de la rigidez articular dinámica como herramienta de valoración del comportamiento dinámico de las articulaciones de la extremidad inferior para el desarrollo de prótesis y ortesis. Los trabajos se han centrado en estudiar a sujetos descalzos como aproximación a la actividad real, pero para mayor representatividad se debería acometer el estudio con sujetos calzados.
Pacientes y métodos: En este trabajo se analizan las diferencias en la dinámica de pies calzados y descalzos en el plano sagital, a partir del registro de la dinámica del tobillo de 5 sujetos sanos, con índice postural del pie normal, caminando a lo largo de un pasillo de 7 m, en 5 repeticiones. Para el registro cinemático se utilizó un sistema de cámaras infrarrojas Vicon® y marcadores reflectantes, y se obtuvieron los ángulos articulares de acuerdo con el modelo de Bruening. Y para el cálculo de momentos articulares se registró la componente normal de las fuerzas reactivas del suelo (FRS) mediante una plataforma de presiones Podoprint®. Para cada sujeto se representaron gráficamente los valores medios de momentos frente a ángulos articulares, expresados en función del porcentaje de la fase de apoyo, y sobre ellos se determinó la rigidez (pendiente del gráfico) de la fase inicial de apoyo medio (Fase 1) y fase propulsiva (Fase 3) en ambas condiciones. El efecto del calzado sobre la rigidez articular se analizó mediante sendos ANOVAs, con variable dependiente la rigidez en cada fase, y factor fijo ‘descalzo/calzado’.
Resultados: Se observa mayor área dentro del gráfico en descalzado, lo que significa que la marcha calzada es más eficiente (balance entre trabajo absorbido y generado). Los valores de rigidez son significativamente mayores (p = 0,0003) en la Fase 1 en sujetos descalzos (4,04 Nm/kg/rad) que calzados (2,01 Nm/kg/rad). Se observa mayor rango de momentos en descalzo, con mayor pico dorsiflexor.
Conclusión: Que la rigidez en la Fase 1 sea el doble para descalzo parece indicar que las estructuras blandas que se encargan de fijar la articulación (tríceps sural y tibial posterior) producen mayores momentos plantarflexores para contrarrestar los momentos dorsiflexores producidos por las FRS sobre tobillo. Esto no ocurre en la situación calzado, con menor rigidez como consecuencia de menores momentos dorsiflexores, probablemente debido al efecto amortiguador del calzado. Estos resultados son inéditos; hasta la fecha no se había estudiado el efecto del calzado sobre la rigidez dinámica durante la marcha.