Introducción: Se presenta una nueva técnica para corregir, no solo la uña involuta sino también la uña incarnada, mediante una técnica innovadora con incisiones de 1-2 mm y sin necesidad de dar puntos de sutura. La teguloplastia fue la primera técnica creada por la autora para resolver definitivamente la uña en teja. Posteriormente ha realizado una nueva técnica propia a la que ha denominado técnica Ruiz Herrera.
Pacientes y métodos: La técnica se ha realizado previamente en 12 uñas involutas de cadáver, adaptándola a la anatomía y verificando la correcta colocación de los implantes-guía. Los pacientes elegidos son aquellos que presentan una uña en teja leve u onicocriptosis crónica sin tejido inflamatorio. Fueron seleccionados 10 pacientes, 6 mujeres y 4 hombres, siendo 16 las uñas intervenidas desde mayo de 2016 y realizando seguimiento hasta julio de 2018. El acto quirúrgico se realizó bajo anestesia local. La técnica Ruiz Herrera se realiza mediante una técnica mínimamente invasiva, con incisiones de 1-2 mm que no requieren sutura posterior. Para la realización correcta de la técnica Ruiz Herrera es necesario un ecógrafo, rayos X, motor quirúrgico e implantes-guías absorbibles. Comienza con el aplanamiento de la falange distal con una fresa, desde dos incisiones de 1-2 mm en la zona distal del dedo. Seguidamente se despegan los bordes laterales hasta la zona matricial. Posteriormente visualizamos y localizamos la matriz ungueal con el ecógrafo, realizando dos nuevas incisiones de 1-2 mm por las que elevamos la matriz ungueal. Desde las incisiones distales en el pulpejo, introducimos las agujas-guías metálicas por debajo de la matriz ungueal y las insertamos en los cóndilos de la falange proximal. Comprobamos con Rx su perfecta colocación y medimos la distancia.
Retiramos la aguja-guía metálica e introducimos el implante-guía absorbible definitivo, pasando por debajo de la matriz ungueal e insertándolo en el cóndilo de la falange proximal. Ajustamos desde distal el implante-guía absorbible. Protegemos las incisiones con puntos adhesivos y vendaje semicompresivo del dedo.
Resultados: El resultado de los 16 casos tratados ha sido de satisfacción entre los pacientes, y la corrección de la uña involuta en todos los casos excepto dos, en los que se produjo la salida del implante-guía a los 4 meses postoperatorios. En otros dos casos se retiró la guía a los 24 meses, ya que se movió de su lugar de colocación, produciendo molestias, pero se mantuvo la corrección de la uña involuta. Por este motivo, en los últimos pacientes se ha cambiado el implante-guía por otro, con el propósito de conseguir una mayor sujeción al implantarlos.
Conclusión: La técnica requiere seguir los pasos indicados y no realizarla “a ciegas”, con el riesgo de dañar la matriz ungueal, y colocar adecuadamente los implantes-guía. La falta de estabilidad del implante-guía y su salida temprana en dos pacientes son el motivo de la no corrección en estos dos casos. Con la colocación de un adecuado implante-guía se solucionan las dificultades de la técnica. Se da a conocer esta técnica a los profesionales como una nueva alternativa quirúrgica para la uña involuta.