A Coruña, España
Introducción: En las últimas décadas, la organización y participación en carreras populares a pie de media y larga distancia ha crecido de forma significativa. Paralelamente, el calzado de correr ha evolucionado desde los primeros prototipos, cuyo objetivo era prevenir lesiones1 , hasta los últimos avances. Actualmente, las zapatillas para correr se diseñan pensando en la amortiguación y la estabilización, así como en la comodidad y la corrección/control de los patrones de movimiento del pie (e. g., pronación y supinación), sin olvidar la ligereza. Son muchos los estudios científicos acerca de la biomecánica y técnica de carrera2 , las lesiones más habituales del corredor3 , los parámetros que influyen en el rendimiento en la carrera4 , el patrón de contacto inicial (CI) del pie con el suelo5 y las zapatillas deportivas6 . Esto pone de manifiesto la importancia de una evaluación multifactorial a la hora de recomendar y prescribir calzado deportivo para correr. A continuación se exponen de manera sintetizada aquellos aspectos más relevantes.
Valoración del corredor: Es fundamental conocer ciertas variables del corredor para poder recomendar de forma individualizada la zapatilla más adecuada. Entre los factores más importantes destacan el sexo y el peso7 , la biomecánica del miembro inferior8 , el CI y el tipo de pie9,10, así como la experiencia11 del corredor, sus objetivos (e. g. entrenamiento o competición) y su anamnesis deportiva.
Distancia y ritmo: Otros de los factores que determinarán el tipo de zapatilla a elegir son la distancia y el ritmo. De modo general, conforme aumenta la distancia se disminuye el ritmo, realizándose el CI en zonas más posteriores del pie. Por el contrario, el ritmo aumenta cuando la distancia es menor y el CI se desplazará a zonas más anteriores del pie12. Desde un punto de vista práctico, se optaría en rodajes y distancias largas por zapatillas con estabilidad y amortiguación, puesto que se correrá a ritmos más lentos y habrá un mayor tiempo de contacto del pie en cada uno de los rockers. Sin embargo, en distancias más cortas o en largas distancias a ritmos altos, sería más recomendable estabilidad y reactividad, así como un menor drop, al reducirse el tiempo de contacto. Estas recomendaciones son genéricas, debiéndose individualizar lo máximo posible en función de cada corredor y sus características.
La zapatilla deportiva: Las nuevas tendencias de los fabricantes de zapatillas de correr son aumentar el polígono de sustentación, estabilizar más el pie, incorporar tiras de sujeción y permitir cierta libertad al pie con nuevos tejidos en el upper y el mesh. De hecho, la clasificación actual de las zapatillas de correr se realiza de acuerdo con el índice minimalista13, el cual se basa en la puntuación referente al peso de la zapatilla, los sistemas de control de movimiento, la flexibilidad, y el drop.
El filtro de confort y el patrón preferido de movimiento: Otro factor que actualmente se considera fundamental para elegir la zapatilla más adecuada es el confort. Este factor no solo es utilizado por las marcas comerciales en sus campañas de publicidad, sino que también ha sido objeto de investigación en el ámbito del running14. Se ha demostrado que el corredor selecciona de manera intuitiva una zapatilla cómoda a través de su propio filtro de confort, lo que le permitirá mantener su patrón preferido de movimiento. De este modo, si aumentamos el confort disminuimos el riesgo de lesión, mejoramos la economía de carrera y aumentamos la calidad del movimiento.
Por todo lo anterior, se deberían dejar de utilizar términos como “control de pronación” y sustituirlo por estabilidad. Es necesario tener en cuenta las sensaciones del corredor y la comodidad junto a parámetros biomecánicos y de rendimiento a la hora de recomendar zapatillas de running