La postura se define como la manera en la que disponemos nuestro cuerpo, aquella actitud particular y los diferentes mecanismos que utilizamos para mantener esta posición.
Saber analizar la postura es, por tanto, una herramienta necesaria para el podólogo, pues el pie influye activamente en el mantenimiento de la misma de forma importante. La posturopodia permite el tratamiento de los problemas funcionales de la postura y de la estabilidad, usando como intermediario el sistema podal. Sus repercusiones se pueden analizar desde diferentes puntos de vista:
• Mediante las cadenas musculares y las líneas fasciales (L.
Busquet y F. Mezières) podemos explicar cómo los diferentes tejidos y sistemas (músculos, aponeurosis, vísceras, sistema nervioso, neuroendocrino, hemodinámico, etc.) actúan en relación y crean repercusiones entre ellos;
cómo la afectación de uno puede repercutir a distancia debido a la red funcional y tisular que les comunica.
• Las cadenas articulares explican cómo nos adaptamos a las condiciones biomecánicas particulares con el objetivo de restablecer el equilibro, el ahorro energético y el sufrimiento articular. Por ejemplo, para que nuestro cuerpo sea eficiente a un valgo de calcáneo, la tibia deberá rotar hacia interno, se producirá una anteversión femoral, habrá un incremento de la lordosis lumbar y el raquis seguirá adaptando.
• Más profundamente, no podemos olvidar que existen otros tejidos como la duramadre, tejido que recubre la médula y se ancla en el sacro y la zona occipito-cervical. Cuando existe una modificación en los ejes de movimiento del sacro repercutirá directamente sobre la tensión de esta membrana, dando lugar a una predisposición a patologías relacionadas con estas estructuras.
• Por consiguiente, es evidente que la dinámica se verá influenciada por la disposición anatómica y biomecánica existente, condicionará la marcha y el trabajo de músculos, tendones y los diferentes tejidos.
Con el fin de realizar un examen más objetivo y medible de la postura del paciente, se han desarrollado sistemas ópticos que permiten captar imágenes en diferentes perspectivas, permitiendo, además, gracias al desarrollo de su software, obtener puntos de referencia que procesa y traduce en mediciones numéricas. Estos sistemas no utilizan sensores, por lo que es muy asequible económicamente. Además de poder hacer una evaluación de la postura del paciente, es interesante medir cómo los diferentes tratamientos (uso de soportes plantares, gafas con prismas, manipulaciones osteopáticas, etc.) provocan cambios en la postura.
Por último, los sistemas ópticos nos ayudan también a hacer una valoración inicial en dinámica con el objetivo de denotar cambios en el pie y tobillo de la estática a la dinámica, así como alteraciones y cambios tras el tratamiento aplicado. En esta misma línea podemos utilizarlo para objetivar los diferentes test que utilicemos en nuestra exploración podológica y tener una referencia para observar la evolución del paciente