Bernardino Basas García, Juan Carlos Goez, Antonio Basas Encinas, Antonio Basas García, María del Carmen Basas García
La braquimetatarsia es una de las patologías infantiles y juveniles que con más frecuencia nos estamos encontrando en nuestras clínicas, pidiendo una solución definitiva debido a los problemas psicológicos y estéticos que les acarrea a este tipo de pacientes, así como la preocupación de los padres.
Además de ser un problema estético, la braquimetatarsia también puede acarrear problemas biomecánicos como sobrecargas metatarsales.
La braquimetatarsia es el acortamiento congénito o adquirido de uno o más metatarsianos. Por lo general, el carácter es congénito debido a que el núcleo de osificación primario se cierra tempranamente, creciendo con normalidad el resto de los metatarsianos, pudiéndose dar en uno o en los dos pies, y normalmente en el mismo radio en ambos pies. La braquimetatarsia puede ser causada también por un traumatismo durante el crecimiento, o bien por un traumatismo con pérdida de masa ósea. Es más frecuente en mujeres y, por lo general, afecta con más frecuencia al cuarto metatarsiano.
De entre todas las soluciones quirúrgicas (alargamiento con fijadores externos, alargamientos progresivos, autoinjertos, aloinjertos de todo tipo [cerámicas, congelados, liofilizados, hueso de banco, etc.]), el que más efectividad y menos problemas ha presentado según los estudios es el aloinjerto óseo de hueso de banco. En cuanto a la cirugía, es una cirugía de bajo riesgo, pero compleja, que requiere de un aprendizaje y entrenamiento quirúrgico específico, tanto en osteosíntesis como en conocimiento de implantología ósea. La recuperación suele ser rápida y buena, con pocos problemas postoperatorios en comparación con las otras técnicas quirúrgicas, ya sean de otro tipo de injertos, tipo xenoinjertos o sintéticos, y el resultado a medio y largo plazo suele ser satisfactorio, requiriendo en pocos casos una segunda intervención.