La afluencia de pacientes hacia los servicios de urgencias de los hospitales ha sufrido un incremento a nivel mundial desde el siglo pasado. Este fenómeno ha puesto de manifiesto la necesidad de realizar una primera valoración del paciente, para poder priorizar su atención y ubicarlo correctamente dentro de la unidad de urgencias. Este proceso de primera valoración recibe el nombre de "triage".
Para llevar a cabo de forma correcta el triage es necesario que exista personal entrenado y contar con una estructura física adecuada dentro del servicio.
Son muchos ya los hospitales españoles en los que este proceso lo realiza la enfermera. Gracias a la formación universitaria adquirida, la enfermera puede establecer la prioridad y ubicación del paciente, optimizando así los recursos humanos y materiales de la unidad. Esta mejora produce, a su vez, un aumento de la calidad asistencial ofrecida por todo el personal de urgencias.