El clorhidrato de ketamina (ketamina), fue aprobado en 1970 para su uso médico y veterinario. Sus propiedades la convierten en un fármaco seguro y eficaz, pero también produce efectos indeseables como ensoñaciones, ilusiones y alucinaciones. Para algunos, estas desventajas médicas fueron un aliciente para su uso extrahospitalario, demostrándose pronto su enorme potencial psiquedélico e instaurándose ya en los años 70 un uso psiconáutico entre reducidos círculos de consumidores experimentados en la utilización de varias drogas. Desde finales de los 80 y coincidiendo con la expansión de la cultura techno, las raves y las drogas de síntesis, la ketamina se introdujo en las fiestas de jóvenes que realizan un uso recreativo, consumiéndola en dosis medias o bajas, generalmente vía esnifada, y mezclándola muchas veces con otras sustancias como el éxtasis o la cocaína. Los principales riesgos asociados al consumo son su elevado potencial de adicción psicológica, la alta tolerancia que produce y la posibilidad de dar lugar a heridas y accidentes al ser consumida en un entorno inadecuado. Hoy en día, aún siendo una sustancia de uso minoritario, sigue expandiéndose lenta y pausadamente, por lo que sería aconsejable iniciar cuanto antes un abordaje preventivo e interventivo específico.
The use of ketamine hydrochloride (ketamine) was approved in 1970 for medical and veterinary purposes. Its properties make it a safe and effective drug, but one which also produces undesirable effects such as dreams, delusions and hallucinations.
For some, these medical drawbacks were an incentive for its non-clinical use, quickly demonstrating its enormous psychedelic potential. By the seventies, a psychonautical use was already established in limited circles of consumers experienced in the use of various drugs.
Since the end of the 80s, and coinciding with the expansion of techno culture, raves and synthetic drugs, ketamine has been introduced as a recreational drug into adolescent parties where it has been consumed in low to medium doses, generally by sniffing, and frequently mixed with other substances such as ecstasy or cocaine.
The principal risks associated with its consumption are the high potential for psychological addiction, the high rate of tolerance it produces and the possibility of resulting injuries and accidents if consumed in an unsuitable environment.
Today, even though it is still a substance in minority use, it is slowly but surely gaining ground. For this reason, it would be advisable to undertake specific preventive and interventive steps to tackle the problem