Este artículo pretende aportar algunas pistas por dónde enfocar el complejo tema de la humanización en relación con la asistencia a las personas respecto a la salud y a la enfermedad. Hacer una aproximación en torno a amplios aspectos que incluyen y puedan iluminar algo el proceso de humanización basada en las aportaciones del P. Pierluigi Marchesi, figura clave en la Orden Hospitalaria que dio nombre a esta manera de “hacerse cargo” de modo ejemplar del enfermo en su globalidad y que ya puso en práctica San Juan de Dios.
Una de las dimensiones más importantes para seguir avanzando es la propia relación del profesional de la salud consigo mismo, hasta el punto que no es posible la humanización si cada uno de ellos no se empieza a humanizar a sí mismo, aceptando sus propias vulnerabilidades personales y profesionales. Humanizamos para humanizar. Y esto solo es posible si asumimos la valentía de reconocer nuestra propia historia también llena de soledad, fracasos, dificultades, esperanzas... Solo desde ahí, renovándonos en profundidad, podemos redescubrir nuestros propios valores y los de los demás, reconociendo que toda persona es portadora de unos valores que la constituyen en sagrada.