El balance negativo que arroja la comparación entre el vertiginoso desarrollo del conocimiento y la tecnología y la persistencia e incremento de las condiciones de inequidad y vulnerabilidad, evidencia la necesidad de cuestionarnos acerca del compromiso que subyace a nuestro quehacer, máxime si el objetivo de éste se orienta a propender por el logro de condiciones que permitan el desarrollo de las potencialidades, capacidades y posibilidades de bienestar en los individuos y la comunidad. Interrogantes que a la luz del enfoque bio–psicosocial, cultural y espiritual, que sirve de norte a la Facultad de Enfermería de la Universidad El Bosque, se tornan en compromiso de acción cotidiana y generan reflexiones que más que pretender respuestas, inquietan sobre la urgencia de construir caminos que viabilicen el logro del derecho a la salud, consoliden nuestra labor como garantes del mismo y sean consecuentes con la responsabilidad social que como enfermeros-as- y educadores nos compete