Vivimos momentos en los que todo lo relacionado con la espiritualidad parece estar de moda. En el ámbito de la salud, la presencia de la espiritualidad ha sido una constante históricamente, quizás derivada en parte de la unión entre la vida religiosa y el cuidado de las personas en situación de enfermedad y necesidad, con referentes como la figura de San Juan de Dios. La espiritualidad es presentada por la propia Sagrada Escritura como herramienta de sanación y fuente de vida. Pero lograr un método de medición y diagnóstico requiere de alcanzar acuerdos respecto a los criterios, las formas de medida y la valoración de un término que es calificado de intangible e inefable.