María José Gómez Gutiérrez, Luis Martín-Doimeadios Trujillo, Laura Cervantes Torres, Vanessa Moreno Trenado
Objetivo: analizar el consumo de comida basura en ancianos del ámbito rural y del ámbito urbano, comprobando si hay diferencias significativas entre ambos grupos. Método: estudio descriptivo transversal en 346 ancianos con una horquilla de edad de 65-95 años, residentes en Porzuna y Madrid. Recogida de datos: encuesta autoadministrada con escala Likert. Análisis de datos: Chi-cuadrado, valor de significación p, intervalos de confianza. Resultados: un 27% de los ancianos rurales (n=46; DE=16,26; IC95%=53,87-61,13) y un 39% de los ancianos urbanitas (n=69) consumen comida basura, existiendo diferencias significativas: X2(1) = 6,1052; X2 crítico = 3,8415; p = 0,014 < 0,05. Si hablamos de las repercusiones en la salud, un 45% de los ancianos rurales (n=42; DE=14,14; IC95%=48,84-55,16) y un 90% de los urbanos (n=62) las percibe como negativas, sin que existan diferencias estadísticamente significativas: X2(1) = 0,067; X2 crítico = 3,8415; p = 0,7957 > 0,05. Discusión: la Escuela de Administración de Empresas ha registrado en España un ascenso del gasto en comida basura por habitante del 49,65% respecto a 2014. Según García y Villalobos su consumo en ancianos se debe a la disminución de poder adquisitivo, la muerte del cónyuge y/o la falta de apoyo social. Conclusiones: existen diferencias estadísticamente significativas en el consumo de comida basura, pero no en la percepción que tienen los ancianos de ambos grupos sobre su estado de salud derivada de su consumo.
Objective: to analyze the consumption of junk food in elder people living in rural and urban areas, as well as to verify if there are significant differences between both. Method: cross-sectional descriptive study in 346 elder people in a fork of age 65-95 years, living in Porzuna and Madrid. Data collection: self-administered survey with Likert scale. Data analysis: Chi-square, significance value p, confidence intervals. Results: 27% of rural elder people (n=46, SD=16,26; CI95%=53,87-61,13) and 39% of urban elder people (n=69) consume junk food, with significant differences: X2(1) = 6,1052; X2 crítico = 3,8415; p = 0,014 < 0,05. If we talk about the consequences in elder people´s health, 45% of the rural elder people (n=42, SD=14,14; CI95%=48,84-55,16) and 90% of the urban elder people (n=62) perceive them as negative without statistically significant differences: X2(1) = 0,067; X2 crítico = 3,8415; p = 0,7957 > 0,05. an increase in spending on “junk food” per capita of 49.65% compared to 2014. According to Garcia and Villalobos, their consumption in the elderly is due to the decrease in purchasing power, wife´s death and/or the lack of social support. Conclusions: there are statistically significant differences in the consumption of “junk food”, but not in the perception that the elderly of both groups have about their state of health derived from their consumption.