En los últimos años la población española está recibiendo un importante flujo migratorio. Esta situación ha afectado de forma muy particular a las instituciones sanitarias, que tienen que hacerse cargo de un mayor número de pacientes. Muchos de ellos no tienen legalizada su situación, no hablan nuestro idioma y, lo que es más importante, presentan patologías inusuales hasta ahora en nuestro país.