M. Pilar Mesa Lampré
A lo largo de las últimas décadas, el avance en el conocimiento de la fisiopatología de la enfermedad de Alzheimer (EA) ha favorecido que en la actualidad sea posible realizar su diagnóstico en etapas mucho más tempranas, incluso antes de la aparición de síntomas clínicos. Aunque la utilización de biomarcadores está todavía lejos de generalizarse -ni siquiera se aconseja su utilización en ámbitos externos a la investigación-esta posibilidad ha motivado la revisión de los criterios diagnósticos que han venido siendo utilizados durante los últimos años, incluyendo y redefiniendo, entre otras, las fases asintomáticas y prodrómicas, que quedan incorporadas definitivamente al “continuum” de la EA. La posibilidad de realizar un diagnóstico de mayor certeza y más temprano permitirá en un futuro aplicar terapias con efecto en dichas fases, que retrasarán su paso a las siguientes o incluso podrán acabar con la enfermedad antes de que aparezca. En la actualidad, todavía lejos de poder obtener tratamientos con estas catacterísticas, la aplicación de los biomarcadores tiene su mayor interés en la investigación puesto que su detección permite homogeneizar las muestras utilizadas en ensayos y no incluir a individuos que, aunque clínicamente puedan cumplir criterios de enfermedad prodrómica, nunca acabarán por desarrollar la enfermedad.
Progress in knowledge of the physiopathology of Alzheimer's disease over the last few decades has allowed much earlier diagnosis, even before the onset of clinical symptoms. Although the use of biomarkers is still far from being widespread and cannot be recommended outside research settings, their potential use has led to a review of the diagnostic criteria employed in the last few years. Among other criteria, asymptomatic and prodromal phases have been definitively incorporated into the spectrum of the disease and have been redefined. In future, the possibility of an earlier and more accurate diagnosis will allow the application of treatments acting in these phases, delaying progression to more advanced stages or even halting the disease before clinical manifestations develop. Currently, such treatments are still far from being a reality and interest in biomarkers centers on research since their detection could allow standardization of the samples used in clinical trials and exclusion of individuals showing signs of prodromal disease but who will never develop the disease.