Es probable que la evolución hacia la muerte natural, sin intervención médica, habitual hasta hace algunos años, se pudiera deber a la falta de medios y de recursos médicos que influirían en dicha evolución. La aparición de técnicas médicas que alargan la supervivencia ha creado en nuestra sociedad la falsa creencia de que el sostenimiento de la vida va paralelo a un mantenimiento de la calidad de la misma, lo cual es en la mayoría de los casos, falso. El hecho de que en algunas ocasiones se haya conseguido mantener o sufrir mínimas pérdidas de nuestras funciones físicas e intelectuales ha servido para crear la obligación de probar todas las técnicas médicas, provocando tratamientos y actitudes claramente futiles. En situaciones de terminalidad, nuestra actitud debe ser proporcional a las necesidades del paciente, y debemos apoyarnos en los principios de la Bioética. Una Bioética ágil y no excesivamente académica, que nos ayude a tomar decisiones dirigidas a satisfacer esas necesidades. Una bioética que analice la vida no solo desde el plano biológico, sino también desde la dimensión biográfica, planteando el mantenimiento de la misma como un derecho, no como una obligación.
The progression toward a natural death, without medical intervention, which was the normal route until fairly recently, could be attributed to the lack of means and medical facilities, influencing the development of events toward a normal death. The advances in medical technology that prolong life have created a false notion in our society that a longer life goes hand in hand with a high quality of life, which in most cases is false. The fact that intellectual and physical functions have sometimes been maintained or only minimally impaired has served to create the obligation to try all medical techniques, provoking clearly futile treatments and behaviors. In the terminally ill, our approach should be proportional to the needs of the patient and should be based on the principles of bioethics. A wise and not too academic bioethical approach should be able to help us to take the right decisions aimed at satisfying the patient's needs at the end of life. A bioethical approach that studies life not simply from the biological but also from the biographical perspective – with maintenance of life as a right rather than as an obligation – is required.