Laura Cala Pérez, Marta Elena Losa Iglesias
A la edad escolar ya se tiene la marcha, la funcionalidad y la morfología del pie característica del adulto pero aún no está completada la madurez esquelética. Esto hace que sea una edad propicia para realizar una adecuada prevención y un diagnóstico precoz de las alteraciones musculoesqueléticas de los pies y miembros inferiores. Hemos realizado un estudio transversal de prevalencia para conocer el estado de salud de los pies de los escolares. Se han evaluado 116 niños mediante una observación clínica y un estudio de la marcha con una plataforma de presiones. Los resultados más llamativos fueron que al 93% nunca se les había realizado una exploración similar, el 95% tenía alterado el reparto de presiones de la huella, un 75% presentaba alguna alteración en la dinámica (la más frecuente excesiva pronación en la fase de propulsión) y el mismo porcentaje de niños llevaban el calzado de talla pequeña. Más de la mitad tenía una huella anormal y el pie excesivamente pronado. Un 40% presentaba dolor, el 35% tenía pie cavo y un 10% pie plano. El 32% tenía alguna patología de antepie. El resto de alteraciones fueron menos frecuentes. Hemos encontrado una alta prevalencia de alteraciones, por lo que se evidencia una vez más la necesidad de hacer controles periódicos a estas edades e incluirlos dentro de los programas de educación para la salud y prevenir futuras complicaciones.
At school age, children already have the functionality and foot morphology of adult but have not yet completed skeletal maturity. This makes it a proper age for appropriate prevention and early diagnosis of musculoskeletal disorders of the feet and lower limbs. We conducted a cross-sectional study of prevalence for the health of the feet of the schoolaged children. 116 children have been assessed by clinical observation and a study of gait with a pressure platform. The most striking results were that 93% never had made a similar exploration, 95% had altered pressure distribution footprint, 75% showed some alteration in the dynamics (the most frequent excessive pronation phase propulsion) and the same percentage of children wearing shoes small size. More than half had an abnormal trace excessively pronated foot. Meanwhile, 40% had pain, 35% had pes cavus and flatfoot 10%. Finally, 32% had one forefoot pathology. The remaining changes were less frequent. We found a high prevalence of alterations so it is further evidence of the need for regular checks at this age to prevent complications and implement programs of health education.