Yolanda García Ruiz
Hoy más que nunca estamos en un mundo global y las enfermedades participan de esa globalidad debido, entre otras causas, a los movimientos de población que se están produciendo. No existen fronteras para las enfermedades y los riesgos de sufrir pandemias a escala mundial son más reales en la actualidad que en cualquier otro momento de la historia de la humanidad. Las vacunas, como instrumento de prevención, pueden contribuir a hacer frente a los retos sanitarios mundiales que se suscitan. Sin embargo, sus detractores advierten sobre los importantes intereses económicos que subyacen tras las campañas políticas de inmunización global.
Las reflexiones que aquí realizamos parten de las premisas anteriores. La prevención global y la vacunación son elementos que contextualizan el tema que nos ocupa. Un tema complejo y no exento de controversia como es el relativo a la vacunación infantil.
La adopción de medidas tendentes a fomentar y a generalizar la vacunación de los menores ha propiciado el desarrollo de campañas ad hoc, de manera destacada en el ámbito internacional. En el primer apartado del artículo, se ponen de manifiesto las acciones internacionales que están promoviendo la inmunización infantil a escala mundial. Al respecto, destacan las iniciativas llevadas a cabo en el marco de las Naciones Unidas y las desarrolladas en el seno de la Unión Europea.
En dicho contexto internacional, llaman la atención dos aspectos. Por un lado, el incremento progresivo de la vacunación infantil que ha alcanzado cotas altísimas en algunos países, debido, entre otros motivos, al compromiso asumido por los Estados y al éxito de las campañas de promoción. Y, por otro lado, suscita una cierta inquietud constatar que existen denuncias sobre posibles daños producidos por las vacunas que han sido presentadas ante el Comité Consultivo Mundial sobre Seguridad de las Vacunas, creado por la OMS como órgano independiente en 1999. Dichas denuncias plantean la posibilidad de que exista un nexo causal entre la administración de algunas vacunas y el desarrollo de enfermedades tan graves como, por ejemplo, la leucemia linfocítica aguda infantil o la esclerosis múltiple.
Tras hacer alusión a los temas referidos, el segundo apartado del artículo examina la respuesta legislativa de los Estados ante la vacunación infantil.
En concreto, se confrontan dos modelos contrapuestos que responden a las dos principales opciones legislativas que tienen los Estados. En primer lugar, se hace referencia al sistema español, que únicamente recomienda la vacunación de los menores, y, en segundo lugar, se ponen de manifiesto las características del sistema estadounidense, que ha optado por la vacunación obligatoria. Este último sistema, pese a que impone legalmente la vacunación, contempla exenciones por razones ideológicas y religiosas en un intento de aunar la seguridad que representa la vacunación infantil y la libertad que demandan quienes se oponen a las vacunas. Además, el modelo estadounidense prevé la creación de un entramado administrativo que le permite responder a los principales desafíos que pueden surgir. En este sentido, por un lado, contempla la creación de un programa federal que financia la vacunación de los niños pertenecientes a familias con escasos recursos económicos, y, por otro lado, establece un programa de compensación que permite hacer frente a la responsabilidad patrimonial del Estado derivada de los posibles daños causados a los menores por la administración de alguna vacuna.
A lo largo de todo el texto, hay una cuestión que surge recurrentemente y que conviene no olvidar: la vacunación infantil, debido a la carencia de capacidad jurídica de los menores, es aceptada o rechazada por quienes ostentan la patria potestad, pero son los niños quienes van a sufrir los efectos de las decisiones adoptadas en su nombre.
Today, more than ever, we live in a global world and the illnesses take part in this wholeness due to the population movements, among other reasons.
Illnesses encounter no borders and the risks of suffering global pandemics are up to day more real than at any other moment in the history of humanity. Preventative vaccines can contribute to face the upcoming world healthcare challenges.
Nevertheless, their detractors notify on the important economic interests that underlie the political campaigns for global immunization. Our reflections start from the previous premises. The global prevention and the vaccination are compounds that contextualize this issue, such a complex and controversial one as that of childhood vaccination. The adoption of measures aiming at promoting and generalizing the vaccination of underage people has favored the development of ad hoc campaigns, more noticeably in the international arena. In the first part of the article, the international actions that are promoting global childhood immunization are shown. Regarding this issue, the initiatives carried out in the framework of the United Nations and the European Union stand out. In the above mentioned international context, two features attract attention. On the one hand, the progressive increase of childhood vaccination that has reached very high rates in some countries due to the commitment assumed by the States and to the success of the promotional campaigns, among others. On the other hand, a certain anxiety appears when verifying the existence of accusations on possible damages produced by the vaccines that have been presented before the Global Advisory Committee on Vaccine Safety, created by the WHO as an independent consultative body in 1999. These accusations show the possibility that a causal link among the administration of some vaccines and the development of illnesses as serious as, for example, pediatric acute linfocitic leukemia or multiple sclerosis, exists. Apart from referring to the above-mentioned issues, the second part of the article examines the legislative answer of the States regarding childhood vaccination. In concrete, two conflicting models involving the two main legislative options that the States have are compared. At first, the Spanish system, that only endorses the vaccination of minors and then, the characteristics of the American system, that has chosen the obligatory vaccination, are shown. This last system, despite that it legally imposes the vaccination, contemplates exemptions on religious and ideological grounds as an attempt to combine the safety represented by childhood vaccination and the freedom requested by people who are against vaccines. Besides, the American model foresees the creation of an administrative framework that allows copying with the main challenges that can arise. In this sense, it focuses on the creation of a federal program to finance the vaccination of the children belonging to families with scarce economic resources and establishes a compensation program that permits to face the State’s patrimonial responsibility derived from the possible damages caused to underage people through vaccination.
Along the text, there is a question that arises recurrently which must not be forgotten: childhood vaccination, due to the lack of legal capacity of underage people, is accepted or rejected by those who have parental authority so the children suffer the effects of the decisions adopted on their behalf.