María Amparo Martínez Ibáñez
Este trabajo está basado en la experiencia acumulada durante diez años de cuidados a un amplio número de niños y a sus familias.
El objetivo es remarcar la importancia de considerar el cáncer infantil como una enfermedad familiar, que necesita para un tratamiento óptimo disponer de un equipo multidisciplinar.
La enfermera tiene un importante papel en el equipo, sobre todo en lo relacionado con la información que se les va a suministrar ya que pasamos muchas horas junto a ellos. Los cuidados enfermeros deben ser también elegidos con sumo cuidado puesto que tanto física como psicológicamente tienen una connotación especial.
En el niño con dolor, las necesidades psicológicas son tan importantes como las farmacológicas. Hay diversas actitudes por parte del equipo que contribuyen a elevar el umbral de percepción del dolor del niño.
Es imprescindible la presencia física de la enfermera junto al niño terminal y su familia hasta el momento de la muerte, que sigue siendo un tema tabú.