Gema Hoyas Frontera, Miguel Molina Alarcón
Nuestras relaciones con el mundo parten de la experiencia por los sentidos. Actualmente lo visual se impone sobre lo táctil, hasta el punto que menospreciamos el poder comunicativo que el tacto proporciona. Crecemos aprendiendo a no tocar. La sociedad condiciona qué partes se pueden tocar y las que no y el tipo de situaciones donde los contactos son permitidos. Creamos un espacio infranqueable alrededor de nuestro cuerpo donde se refugian gran parte de los condicionantes sociales que inhiben la experiencia táctil. Sin embargo la comunicación a través del tacto resulta beneficiosa para el tratamiento de algunos enfermos siendo fundamental para el aprendizaje y desarrollo psicológico de los niños.
Our relationships with the world start from the sense experience. Nowadays, visual beats tactile, up to the point that we underestimate the communicative power the touch gives us. We grow up learning to not touch. Society condition which parts can be touched and which can not, and the kind of situations where contact is allowed. We create an insuperable space surrounding our body where most of contributing social factors to inhibit tactile experience shelter/hide. Meanwhile, communication through the touch is profitable for the treatment of certain ill people, and fundamental for learning and psychological development of children.