Pedro Conthe Gutiérrez, José María Lobos Bejarano, A. Alonso García
La dificultad del diagnóstico clínico del tromboembolismo pulmonar (TEP) requiere inicialmente de un alto índice de sospecha por parte del médico de atención primaria, valorando la susceptibilidad individual de riesgo de enfermedad tromboembólica según las características del paciente, y la sintomatolgía presentada. Posteriormente debe realizarse en servicios de urgencias un uso juicioso de las distintas herramientas útiles en el diagnóstico, incluyendo prácticamente siempre la gammagrafía pulmonar. En un gran número de casos con probabilidad intermedia en la gammagrafía, se requieren otras exploraciones confirmatorias del diagnóstico. En una minoría de pacientes debe practicarse una arteriografía pulmonar, que es una técnica cara y no exenta de riesgos. El pilar crucial del tratamiento es la anticoagulación. Recientemente se han introducido con éxito en el tratamiento del embolismo pulmonar las heparinas de bajo peso molecular, con menor o igual incidencia de recurrencias de TEP y complicaciones hemorrágicas. En casos seleccionados con TEP masivo o submasivo y compromiso vital se recurre a la administración de trombolíticos e incluso a embolectomía quirúrgica