El uso de fármacos en la insuficiencia renal crónica terminal es complejo y supone algunas dificultades. La insuficiencia renal crónica altera la farmacocinética y la farmacodinamia de los medicamentos. Además, en estos pacientes se asocian con frecuencia otras patologías que requieren tratamientos múltiples.
El riesgo de reacciones adversas está triplicado en la uremia, lo que contribuye a la morbilidad de los pacientes, así como a incrementar el número y la duración de los ingresos hospitalarios, con el consiguiente aumento del gasto sanitario, y a una mayor mortalidad en algunos casos.
Para disminuir los efectos tóxicos e incrementar la eficacia terapéutica es fundamental que el clínico conozca y esté al día en estos aspectos, adoptando pautas de ajuste de dosis convenientes.