Se administró un cuestionario a 56 árbitros de ciclismo para conocer tanto el nivel de estrés que les producían determinadas situaciones como el nivel de autoeficacia que tenían respecto a las mismas. Asimismo, se administró la versión española de la Escala de Competencia Personal de Wallston para averiguar si dicho constructo permitía identificar qué árbitros experimentaban menos estrés y, además, creían estar más capacitados para superar las situaciones propuestas. Los resultados indican que, en general, los árbitros experimentan bajos niveles de estrés y tienen niveles altos de autoeficacia.
Contrariamente a lo esperado, la Escala de Competencia Personal no discriminó entre árbitros más y menos sensibles al estrés ni tampoco entre árbitros con autoeficacia alta y árbitros con autoeficacia baja, y sólo en una de las situaciones planteadas mostró una relación alta con el nivel de estrés.