El dolor pélvico crónico (DPC) es un problema de salud que impacta al individuo en la esfera biológica, social, psicológica y laboral (1, 2). Se puede definir como el dolor localizado en la pelvis anatómica, con una duración mayor o igual a seis meses, que se presenta de forma cíclica o acíclica. Puede requerir tratamiento médico o quirúrgico, y su severidad puede causar alteración en la funcionalidad (3). Es significativamente más común en mujeres. A pesar de ser un motivo de consulta frecuente, el DPC es un fenómeno que no está totalmente entendido (2), pero es claro su componente multifactorial y su diferencia con el dolor agudo. Su etiología es heterogénea; por tanto, al ser multifactorial, el DPC requiere un abordaje integral dentro de un modelo biopsicosocial con aproximación multidisciplinaria.