El propósito de este trabajo es el de continuar con la línea de investigación surgida a raiz de la preparación realizada para los Juegos Olímpicos de Barcelona-92. A partir de él, se verificó tanto la importancia del Estado de Animo (P.O.M.S.) como de otras dos variables que fueron las seleccionadas, la Dificultad Percibida Estimada y la Autoeficacia. Los datos se registraron desde el inicio de la temporada-95 hasta Atlanta-96, cuando se iniciaba el calentamiento para cada combate, entre 25 y 35 minutos antes de salir a competir. El cuestionario utilizado contemplaba por un lado las cuatro dimensiones del P.O.M.S., Tensión, Hostilidad, Fatiga, Vigor, y por otro, la Dificultad Percibida Estimada y el Grado de Confianza. Los análisis realizados indican que la Fatiga Percibida puede ser un buen predictor del resultado de la competición y que las fluctuaciones durante la misma, tanto del Estado de Animo, de la Dificultad Percibida Estimada como de la Autoconfianza influyen en el comportamiento de las deportistas. Asímismo el presente estudio, en contra de lo que la literatura establece, indica claramente que el perfíl óptimo del Estado de Animo para el rendimiento durante la competición no se correspone con el ¿perfil iceberg¿.