Shawn E. Klein
La concepción dominante del juego en la filosofía del deporte es que éste es autotélico. Esta concepción es objeto de crítica por parte de Stephen Schmid y otros. Teniendo estas críticas en mente, mi artículo busca llevar la discusión acerca del juego más allá de la aparente dicotomía entre autotelicidad e instrumentalidad. Estableciendo una conexión entre el papel que la virtud y la amistad desempeñan en una ética (neo)aristotélica construida ampliamente, defiendo que el juego es una parte importante de la buena vida humana. Como la virtud y la amistad, el juego es elegido tanto por su importancia para la vida buena, como por sí mismo. Éste es en parte constitutivo de la vida buena y, por ello, elegido como motivo y con el fin de lograr la vida buena. Al mismo tiempo, sin embargo, el juego es elegido por sí mismo: por lo que lo hace distinto de otros bienes que pueden resultar de él. Así pues, el juego no es autotélico, pero tampoco instrumental. El juego debe ser considerado, por lo tanto, como un valor constitutivo de la buena vida.
The dominant conception of play in philosophy of sport is that it is autotelic. This conception is the subject of important criticisms by Stephen Schmid and others.
With these criticisms in mind, my paper seeks to move the discussion of play beyond the apparent dichotomy of autotelicity and instrumentality. Drawing a parallel to the role virtue and friendship have in a broadly construed (neo-)Aristotelian ethic, I argue that play is an important part of the good human life. Like virtue and friendship, play is chosen both for the sake of its importance to the good life and for its own sake. It is partly constitutive of the good life and thus chosen as part of and for the sake of the good life. At the same time, however, play is chosen for its own sake: for what it is distinct from any further ends it might bring about.
Thus, play is not autotelic, but nor is it instrumental.
Play should be considered, therefore, a constituent value of the good human life.