Pilar Zueras Castillo, Jeroen Spijker, Amand Blanes
Introducción La creciente participación laboral femenina compromete el actual modelo de cuidado a los mayores. El objetivo es conocer la evolución del perfil sociodemográfico de los cuidadores informales de los mayores con discapacidad, la interacción entre empleo y cuidado y la opinión de la ciudadanía sobre la responsabilidad de ese cuidado.
Material y métodos Estudio transversal de las encuestas de ámbito nacional de discapacidad realizadas en 1999 (n = 3.936) y en 2008 (n = 5.257), la de salud de 2011-2012 (n = 439) y la de familia y género de 2012 (n = 1.359). Se analizaron mediante tablas de contingencia en función del sexo y la edad.
Resultados La mitad de los cuidadores estudiados son mujeres de 45 a 64 años. Entre 1999 y 2011-2012 se concentraron cada vez más en las edades 55 a 64, entre las que se dobló la participación laboral del 20% al 40%. El aumento de los cuidadores masculinos estuvo asociado al desempleo. El trabajo de cuidado repercutió negativamente en la vida laboral, con mayor impacto entre las mujeres y entre los cuidadores de mayores con discapacidad severa. Los menos proclives a que el cuidado a los mayores se fundamentara en la familia fueron las mujeres de 45 a 54 años activas (solo el 42%) o más instruidas (40%), frente al 60% de las inactivas y el 55% de las menos formadas.
Conclusiones Las mujeres activas e instruidas son menos proclives al cuidado fundamentado en la familia, pero lo asumen independientemente de su actividad, mientras que los varones lo hacen según su disponibilidad.
Introduction The increasing participation of women in the workforce may make it difficult to sustain the current model of elderly care. The aim of this article was to determine the changing sociodemographic profile of informal elderly caregivers with disabilities, the interaction between employment and care, and the view of the public on the responsibility of that care.
Materials and methods Cross-sectional analysis of secondary data from four national surveys were used: the disability surveys held in 1999 (N = 3,936) and 2008 (N = 5,257), the 2011-12 National Health Survey (N = 439), and the Family and Gender survey of 2012 (N = 1,359). They were analysed using contingency tables based on gender and age.
Results Half of the informal caregivers were women aged 45 to 64 years. Between 1999 and 2011-12 they became more concentrated in the 55-64 age-bracket, among whom participation in the workforce doubled from 20% to 40%. Increased care for men was associated with unemployment. Care work had a negative impact on working life, with greater impact among women and those who cared for elderly people with severe disabilities. Less likely to consider that elderly care provision should rest on family are 45-54 year-old economically active women (only 42%) or those who are more educated (40%), compared to 60% of economically inactive women and 55% of less educated women.
Conclusions Economically active and educated women are less inclined to family-based care, but assume it independently of their workforce participation, whereas males do so according to their availability.