Raúl Juárez Vela , Luis Carlos Redondo Castán, Begoña Pellicer García, David Delgado Sevilla, Isabel Antón Solanas, Sandra Guerrero Portillo
Objetivo: estudiar la prevalencia de la ingesta de fármacos y caídas en ancianos válidos institucionalizados.
Material: estudio descriptivo trasversal o de prevalencia, muestreo aleatorio simple. Los instrumentos de medida validados que se emplearon: el MEC-35 (1979) y el cuestionario de la OMS (1989) para el estudio de las caídas en el anciano.
Resultados: el 43,14% de los ancianos de nuestro estudio consumía de cuatro a siete fármacos diarios, y el 31,37% consumían ocho o más fármacos al día.
Se produjeron 21 caídas en los últimos 12 meses desde el inicio del estudio, en los 51 adultos mayores que participaron, lo que implicó una prevalencia del 41,17%.
El 52,94%, de los participantes tomaban fármacos sedantes, se pudo comprobar que la ingesta de ellos es considerable; a partir de los grupos de edades de 75-79 años su consumo se eleva. Se obtuvo que en la mayoría de las caídas, el fármaco sedante se encontraba presente en el 76,19%, en ambos sexos, sobre el total de caídas producidas. Los resultados apuntan que existe una fuerte relación entre ambas variables, es decir, el consumo de fármacos sedantes acrecienta la posibilidad a padecer una caída.
Conclusiones: la polifarmacia es un hecho presente en nuestra población geriátrica. El consumo elevado de fármacos está íntimamente relacionado con la aparición de caídas en el anciano. Los equipos de Atención Primaria son los que realmente rea lizan la prescripción de fármacos y deberían valorar si los efectos adversos son mayores al beneficio clínico. Como consecuencia a estos hechos, los profesionales sanitarios deben reflexionar sobre una correcta y cuidadosa prescripción. Es preciso realizar una valoración holística del paciente. Con ello, conseguiremos disminuir la prevalencia de caídas en la población geriátrica causada por la polifarmacología y mejorar la asistencia sanitaria de nuestros pacientes.
Purpose: To study the prevalence of drug intake and falls in institutionalized non-handicapped elderly people.
Methods: A descriptive cross-sectional or prevalence study, using a simple randomized sampling method. The following validated tools were used: MEC-35 (1979) and WHO's questionnaire (1989) to study falls in elderly people.
Results: Many participants (43.14%) were receiving daily doses of four to seven drugs, and 31.37% were taking eight or more drugs.
Overall, 21 falls had occurred in the last 12 months since the start of the study, in 51 participants, with prevalence rate being 41.17%.
A majority of participants (52.94%) were receiving sedatives; use of sedatives was high, especially in individuals older than 75-79 years. In most falls a sedative drug use intake could be found (76.19% of falls, for both sexes). Our findings show a strong correlation between sedative drugs use and probability of falls.
Conclusions: Polypharmacy is a common finding in our geriatric population.
A high drug intake is closely correlated with falls in the elderly. Primary care teams are mainly responsible for drug prescription and assess adverse effects versus clinical benefits from drug use. As a consequence, health care providers should be aware of the need for right and careful prescribing. A holistic evaluation of the patients is clearly needed. This will allow us to achieve a reduced prevalence of falls due to polypharmacy in the elderly and to improve health care for our patients.