Las deformidades secundarias del hombro constituyen un aspecto importante cuando se tratan pacientes con parálisis braquial obstétrica con lesión alta del plexo braquial. Estas deformidades se conocen como displasia glenohumeral y se cree que son causadas por un desequilibrio entre unos rotadores internos de esta articulación, funcionantes, frente a unos rotadores externos débiles. Esto conduce a una subluxación posterior de la cabeza humeral y a la retroversión de la glenoides que ocasiona una disfunción de la articulación glenohumeral. La disminución del balance articular pasivo en rotación externa del hombro es una de las limitaciones que más frecuentemente se producen pero no es la única. El registro sistemático y cuidadoso de la movilidad del hombro permite sospechar cambios incipientes en la articulación glenohumeral si se produce algún tipo de limitación. Los estudios de imagen como la resonancia magnética y la ecografía confirman el diagnóstico. La Fisioterapia es importante no sólo en el tratamiento de la displasia glenohumeral, sino también en su diagnóstico y prevención. Los ejercicios de estiramiento de las contracturas detectadas a nivel glenohumeral previenen o minimizan la progresión hacia la displasia si se realizan con estabilización de la articulación escapulotorácica. El éxito también dependerá de que padres y cuidadores, entrenados en la realización de estos ejercicios, los realicen en casa. La estabilización de la articulación escapulotorácica puede ser difícil para los padres. En estos casos, las técnicas de vendaje neuromuscular pediátrico representan una opción que permite realizar movimientos pasivos de la articulación glenohumeral sin aleteo escapular.