José María Rumbo Prieto, Luis Arantón Areosa , Federico Palomar Llatas, Manuel Romero
La variabilidad clínica y la incertidumbre profesional en la prevención y tratamiento de las úlceras venosas de la extremidad inferior (UV) traen, como principal consecuencia, el hecho de que los pacientes puedan verse sometidos a pruebas diagnósticas y terapéuticas, a veces de dudosa utilidad, o incluso que estas puedan resultar nocivas para la salud del paciente o que, en otras ocasiones, puedan llegar a omitirse determinados procedimientos o procesos que sí podrían resultar adecuados a la situación y necesidades del paciente.
Es por ello que surgen una serie de documentos específicos denominados guías de práctica clínica para el abordaje de las UV (GPC-UV), con la finalidad de mejorar la efectividad y la calidad de los cuidados, disminuir la variabilidad injustificada y establecer criterios homogéneos para su manejo. Sin embargo, la literatura recoge que no todas las GPC tienen el mismo criterio metodológico y de elaboración de la evidencia, por lo que muchas de ellas son de escasa calidad científica y rigor editorial. Esto implica que las GPC deben ser revisadas y actualizadas periódicamente en función de la evidencia más actual, y su calidad contrastada con instrumentos validados como el AGREE-II.
Tras un análisis de la calidad de 6 GPC-UV disponibles en la actualidad, se ha podido identificar qué guías son recomendables para su implementación en la práctica asistencial y cuáles deberían modificarse para mejorar su aplicabilidad y desarrollo de las evidencias.
The clinical variability and professional uncertainty in the prevention and treatment of lower extremity venous ulcers (VU) has as a main consequence, the fact that patients can be subjected to diagnostic and therapeutic tests, sometimes of dubious utility, these may even be harmful to the health of the patient and that, at other times, certain procedures or processes that may be appropriate to the patient's situation and needs may be omitted.
It is for this reason that a series of specific documents called clinical practice guidelines for the approach of VU (CPG-VU) have been created, with the aim of improving the effectiveness and quality of care, reducing unjustified variability and establishing homogeneous criteria for its handling. Nevertheless, the literature shows that not all CPGs have the same methodological and evidence-drawing criteria. Many of them are of poor scientific quality and editorial rigor. This implies that CPGs should be periodically reviewed and updated based on the most current evidence and their quality contrasted with validated instruments such as AGREE-II.
After an analysis of the quality of six CPG-VU available today, it has been possible to identify what guidelines are recommended for its implementation in the practice of care, which should be modified to improve their applicability and development of the evidence.