Contextualizar el incremento de la prevalencia de los trastornos mentales prioriza revisar y actualizar los criterios diagnósticos para evaluar su fiabilidad y su pertinencia a la hora de hacer el diagnóstico. Esto es más importante si no existe ninguna prueba específica para el diagnóstico y el determinante es el criterio clínico. En el caso de los trastornos generalizados del desarrollo, o del espectro autista, la confusión puede aparecer por la imprecisión en la traducción de los términos utilizados. En estos procesos hay que tener mucha sutileza en la recogida de los datos clínicos, pues son síntomas inespecíficos y la semántica induce a errores. Elaboramos diagramas de flujo para el diagnóstico de los procesos, con gran utilidad para el pediatra y otros profesionales de la salud, sobre todo de Atención Primaria. Se termina con recomendaciones dirigidas a la intervención del pediatra de Atención Primaria en estos procesos.