En este artículo se analiza cómo los cambios en la estructura laboral de las últimas décadas han incidido en la creciente patología musculo-esquelética; así como el decisivo papel que tienen los estiramientos musculares como mecanismo preventivo de la misma.
Como trastorno musculo-esquelético podemos entender cualquier daño o alteración de las articulaciones y/u otros tejidos del aparato locomotor; es decir músculos, tendones, esqueleto óseo, cartílagos, ligamentos y nervios (1).
La mayoría de los trastornos musculo-esqueléticos relacionados con el trabajo se desarrollan a lo largo del tiempo.
Normalmente no hay una única causa de los trastornos musculo-esqueléticos, sino que son varios los factores que trabajan conjuntamente (2).