María Percaz Four-Pome
Expresarse con claridad y directamente, sin ambigüedades, es una de las claves de la buena comunicación.
Sin embargo, no siempre decimos lo que de verdad queremos y, en aras de la «buena educación», o para no quedar en evidencia, escondemos los verdaderos mensajes. Así sucede con afirmaciones que, disimuladas bajo la cobertura del estilo impersonal, esconden órdenes dirigidas a todos, en general, ya nadie, en particular.
En este artículo se reflexiona sobre cómo esta manera de comunicarse es un escapismo que desvía la fuerza del impacto comunicativo y establece una curiosa complicidad entre los interlocutores que intervienen en la relación.
Expressing directly and with clarity, without ambiguities, is essential in good communication.
However, we don't always say what we really mean; because of "politeness," or to avoid being exposed, we hide the true message. That's what happens with statements that, conveyed in an impersonal manner, are hiding commands addressed to everybody in general, and to nobody in particular.
This article is a reflection on how this way of communicating is a trick that deflects from the actual communication by setting an interesting complicity between those who are involved in such a relationship.