Justificación. La violencia de género es un serio problema de salud pública y de complicado abordaje por parte de los profesionales sanitarios. Las mujeres no son propensas a revelar el abuso a menos que se les pregunte directamente y es en ese sentido donde los profesionales encuentran diversas barreras que dificultan una adecuada atención a la mujer que padece los malos tratos. Por otro lado trabajos realizados con grupos focales de mujeres que habían experimentado malos tratos ofrecen consejos específicos a los profesionales para proporcionar un abordaje de este problema de salud.
Objetivo del estudio. El objetivo general fue identificar las barreras y los facilitadores para los profesionales sanitarios, concretamente enfermería y medicina, a la hora de preguntar sobre la violencia de género a las mujeres que atienden. Los objetivos específicos fueron explorar las experiencias de los profesionales en el terreno personal y profesional sobre la violencia de género, determinar la variación según la disciplina e identificar las implicaciones para la práctica, la política del lugar de trabajo y el desarrollo del currículum.
Diseño. Estudio cualitativo.
Lugar. Ontario, Canadá.
Sujetos. Se eligió una muestra aleatoria de 1000 médicos y 1000 enfermeras ponderada por especialidades (medicina familiar, medicina de emergencia, salud pública, obstetricia y ginecología). Se les envió un preaviso informándoles de la encuesta, una semana más tarde recibieron una carta personalizada de la información y el cuestionario. Un total de 931 profesionales completaron los cuestionarios, 597 se identificaron como enfermeras, 328 indicaron que eran médicos, 6 sujetos no identificaron su disciplina.
Recogida de datos y análisis. El cuestionario autoadministrado que se envió a la muestra constó de 43 ítems y dos preguntas abiertas sobre las barreras y los facilitadores para preguntar sobre la violencia de género, a saber: "¿Qué es lo que experimenta como barreras para la detección del maltrato contra la mujer?", y "¿Qué le ha ayudado o podría ayudarle a facilitar la detección de malos tratos?". La recogida de datos se llevó a cabo desde marzo a junio de 2004. Se llevó a cabo un análisis de contenido inductivo donde los patrones y categorías emergieron de los datos sin haber sido prefijados antes del análisis. Se realizaron controles aleatorios para asegurar la coherencia de la codificación. Las escasas discrepancias que se identificaron en la codificación fueron resueltas por consenso. Se calcularon las frecuencias de las categorías identificadas y debido al relativamente bajo número de observaciones en algunas de las tablas se realizó el test de Fisher para determinar la significación estadística al examinar las diferencias entre ambas disciplinas.
Resultados. Del total de la muestra 769 sujetos presentaron observaciones por escrito a las dos preguntas abiertas, de los cuales 527 fueron enfermeras, 238 médicos y 4 que no identificaron su disciplina. De esos datos, la mayoría de los comentarios fueron aportados por mujeres (81,1%).
Barreras para preguntar sobre el maltrato. Se identificaron nueve categorías como dificultades o barreras para los profesionales. Las barreras descritas fueron la falta de tiempo, la falta de formación, la falta de espacio y privacidad, las conductas atribuidas a las mujeres que viven en el maltrato, la presencia de la pareja, las prácticas culturales o lingüísticas, la falta de recursos de calidad o gestión de apoyo inadecuada, la incomodidad personal y los entornos rurales.
Hubo diferencias estadísticamente significativas entre las enfermeras y los médicos con respecto a las siguientes barreras: falta de tiempo, falta de formación, idioma/prácticas culturales, presencia de pareja, falta de recursos y la falta de espacio/privacidad.
Los facilitadores se agruparon en las siguientes categorías de resultados: formación o entrenamiento, recursos comunitarios y de apoyo profesionales, herramientas profesionales (protocolos y políticas), experiencias propias sobre violencia de género, materiales educativos y tiempo.
Conclusiones. Las barreras que se describen con mayor frecuencia son la falta de tiempo y las conductas atribuidas a las mujeres que viven el abuso, como la negación y la falta de acción. Se describen apoyos profesionales como la disponibilidad de trabajadores sociales y el acceso a recursos de la comunidad como facilitadores. El entrenamiento de los profesionales se observó como un facilitador con diferencia significativa para la disciplina enfermera. Esta investigación pone de manifiesto la necesidad de estrategias multidisciplinares de prevención, atención a la mujer, de seguimiento, aprendizaje continuo, entornos de trabajo solidarios y políticas de los centros de trabajo, para abordar los desafíos y complejidades asociadas con la investigación sobre la violencia de género.