María Martín Fernández, J.L. Matalí Costa, Sara García Sánchez, Marta Pardo, María Lleras de Frutos, Carmina Castellano Tejedor
Las demandas de tratamiento de adolescentes con problemas relacionados con el uso de videojuegos han incrementado significativamente. La mayoría de casos presentan un trastorno mental comórbido que compromete ambas patologías. El objetivo del presente estudio es describir los perfiles de adolescentes con Trastorno por Juego en Internet (IGD) según la comorbilidad y analizar la respuesta al tratamiento a los 3 y 6 meses. Se ha valorado una muestra de 86 pacientes que han consultado en la Unidad de Conductas Adictivas de un hospitalmediante los criterios del IGD, la entrevista semiestructurada K-SADS-PL para los trastornos mentales y la Impresión Clínica Global (ICG) para la evolución del tratamiento. Del total de pacientes, un 68,6% (n = 59) cumplían criterios para el IGD. De estos, el 45,76% corresponderían a un perfil internalizante, presentando comorbilidades con Trastornos Afectivos (44,4%), Trastornos de Ansiedad (44,4%) y Trastornos de Personalidad (11,1%). El perfil externalizante englobaría al 52,54% de la muestra, presentando Trastorno del Comportamiento Perturbador (48,4%), TDAH (29%) y Trastorno del Comportamiento Perturbador no especificado (22,6%). A diferencia de los externalizantes, los pacientes internalizantes tienen más antecedentes psiquiátricos familiares (63%), dificultades con las relaciones sociales (77,8%) y parecen utilizar los videojuegos preferentemente para escapar del malestar (66,7%). A los 3 meses el perfil externalizante muestra mejorías. Se pueden discriminar dos perfiles de adolescentes con IGD en función de los trastornos comórbidos y esto puede influir en la respuesta al tratamiento. Por ello, resulta clave valorar las comorbilidades para realizar un planteamiento más eficaz del abordaje psicoterapéutico enfocado a las especificidades de cada perfil.
Demand for treatment for problems related to the use of video games have increased significantly in adolescents. Most cases have a comorbid mental disorder that jeopardises both pathologies. The aim of this study is to describe profiles of adolescents with Internet Gaming Disorder (IGD) according to comorbidity and analyze treatment response at 3 and 6 months. A sample of 86 patients which consulted in the Addictive Behavior Unit of a hospital was assessed with diagnostic criteria for IGD, the interview K-SADS-PL for mental disorders and the Clinical Global Impression (CGI) to treatment progress. Of the initial sample, 68,6% (n = 59) met diagnostic criteria for IGD.
Of these, the 45,76% matched an internalizing profile, presenting comorbidity with Mood Disorders (44,4%), Anxiety Disorders (44,4%) and Personality Disorders (11,1%). The externalizing profile would comprise 52,54% of the sample presenting Disruptive Behavior Disorder (48,4%=, ADHD (29%) and Disruptive Behavior Disorders not otherwise specified (22,6%). Unlike externalizing, the internalizing patients had a family history of psychiatric problems (63%), difficulties in social relationships (77,8%) and seemed to use video games preferably to escape discomfort (66,7%). After 3 months the externalizing profile showed improvements. Comorbid disorders allow the discrimination of two IGD profiles in adolescents and these could influence treatment response. Therefore, it is important to assess comorbidities to design a more accurate intervention focused on the specificities of each profile.