Jaime Tatay Nieto
No son pocos los que siguen preguntándose dentro de la Iglesia por las razones que motivaron la promulgación de Laudato Si, la primera encíclica "ecológica" en la historia de la Doctrina Social de la Iglesia. Aunque la pregunta va mucho más allá del ámbito católico y concierne a toda persona creyente en un Dios capaz de obrar por amor, intervenir en la historia y entregar -para su uso, no para su abuso- el regalo de la Creación: ¿deben las religiones involucrarse en un debate como el medioambiental, en apariencia tan técnico y alejado de cuestiones de fe? Cuestiones vitales para la salud y la seguridad humana como el acceso al agua, la protección frente a las radiaciones ultravioletas, el abastecimiento de alimentos, la productividad agrícola, la propagación de enfermedades, el riesgo financiero, la estabilidad política, la seguridad nacional o los flujos migratorios están -directa o indirectamente- relacionadas con la poliédrica "cuestión ecológica"y son, de hecho, objeto de múltiples estudios especializados. Ahora bien, volviendo a la pregunta del inicio: En este artículo, el autor sostiene que, ante el complejo reto de la sostenibilidad al que nos enfrentamos, son siete las razones que justifican la creciente implicación religiosa. Son razones que ofrecen claves de lectura de Laudato Si y que, además, coinciden con siete dimensiones estructurales de la experiencia espiritual cristiana, revelando una comprensión integral y sanadora de la fe.