Objetivo Evaluar los cambios producidos en la práctica de la sedación paliativa en la agonía en pacientes mayores hospitalizados antes y después de la implantación de un protocolo hospitalario de sedación paliativa.
Material y métodos Estudio retrospectivo descriptivo tipo antes-después de pacientes mayores de 65 años que fueron tratados con midazolam y fallecieron durante la hospitalización en un hospital terciario en 2 trimestres, uno previo y otro posterior a la implantación del protocolo. Se excluyó a aquellos en quienes la indicación de midazolam no fue la sedación paliativa y los ingresados en cuidados intensivos. Se registraron las características de los pacientes y su servicio de ingreso, el consentimiento, la limitación del esfuerzo terapéutico y el proceso de sedación (síntoma refractario, dosis, evaluación y otros medicamentos). Se analizaron las asociaciones empleando la prueba de la chi al cuadrado y la t de Student.
Resultados Se incluyó a 143 pacientes sin diferencias relevantes entre ambos grupos en cuanto a características demográficas ni sintomatología. Se registró la indicación de no reanimación cardiopulmonar en aproximadamente el 70% de cada grupo y el consentimiento para la sedación en el 91% antes y el 84% después del protocolo. Las dosis de inducción y de mantenimiento de midazolam se adecuaban a las recomendaciones en el 1,31% de los pacientes antes y el 10,4% después del protocolo (p=0,02) y las dosis de rescate en el 1,31 y el 11,9%, respectivamente (p=0,01). La dosis de midazolam utilizada en pacientes en quienes se usó el protocolo fue significativamente menor que cuando no se empleó (9,86mg vs. 18,67mg, p<0,001). La escala de Ramsay fue utilizada en el 8 y el 12% y el Equipo de Soporte Hospitalario de Cuidados Paliativos intervino en el 36 y el 16% de los casos, respectivamente (p=0,008).
Conclusiones El uso de midazolam en la sedación paliativa en la agonía mejoró ligeramente tras la instauración de un protocolo hospitalario de sedación paliativa. El porcentaje de sedaciones adecuadas y el proceso general apenas mejoró con el protocolo. Es necesario continuar el proceso de formación y reevaluar la efectividad de estas medidas en el futuro.
Objective To measure changes in the practice of palliative sedation during agony in hospitalised elderly patients before and after the implementation of a palliative sedation protocol.
Material and methods A retrospective before-after study was performed in hospitalised patients over 65 years old who received midazolam during hospital admission and died in the hospital in two 3-month periods, before and after the implementation of the protocol. Non-sedative uses of midazolam and patients in intensive care were excluded. Patient and admission characteristics, the consent process, withdrawal of life-sustaining treatments, and the sedation process (refractory symptom treated, drug doses, assessment and use of other drugs) were recorded. Association was analysed using the Chi2 and Student t tests.
Results A total of 143 patients were included, with no significant differences between groups in demographic characteristics or symptoms. Do not resuscitate (DNR) orders were recorded in approximately 70% of the subjects of each group, and informed consent for sedation was recorded in 91% before vs. 84% after the protocol. Induction and maintenance doses of midazolam followed protocol recommendations in 1.3% before vs 10.4% after the protocol was implemented (P=.02) and adequate rescue doses were used in 1.3% vs 11.9% respectively (P=.01). Midazolam doses were significantly lower (9.86mg vs 18.67mg, P<.001) when the protocol was used than when it was not used. Ramsay sedation score was used in 8% vs. 12% and the Palliative Care Team was involved in 35.5% and 16.4% of the cases (P=.008) before and after the protocol, respectively.
Conclusions Use of midazolam slightly improved after the implementation of a hospital protocol on palliative sedation. The percentage of adequate sedations and the general process of sedation were mostly unchanged by the protocol. More education and further assessment is needed to gauge the effect of these measures in the future.