Mireia Soriano Rafel
La esquizofrenia es un trastorno cerebral complejo que se define como un trastorno caracterizado por una mezcla de signos y síntomas tales como: ideas delirantes, alucinaciones, pensamiento desorganizado, comportamiento desorganizado, aplanamiento afectivo, alogia y abulia. En nuestra sociedad, la familia es la fuente principal de cuidados para las personas que padecen esquizofrenia, y la familia se ve con el compromiso de satisfacer las necesidades que el enfermo por sí mismo no puede cubrir, siendo ésta, una tarea no retribuida ni esperada, y convirtiéndose en una obligación moral el prestar asistencia continua en la vida del paciente. La convivencia con un familiar que padece una enfermedad mental implica un impacto para la familia y, especialmente, para el cuidador principal quien tiene que hacerse cargo de la persona y asumir la realización de tareas que exigen amor, dedicación, esfuerzo y disciplina para mantener el bienestar de su familiar enfermo. Tras esto, muchos cuidadores sufren problemas de salud, tales como ansiedad o depresión, pero a menudo no son conscientes de ello, pues el sufrimiento que padecen por satisfacer las necesidades del paciente es tan absorbente, que no son conscientes de la fragilidad de su situación.