Los resultados de los primeros estudios terapéuticos (en los años 1960 y 70) sobre depresión moderada crónica (pacientes neuróticos) son difíciles de extrapolar de la distimia. La mayoría de estudios realizados en los primeros años de la década de los 80 mostraron que los fármacos de referencia (TCAs e IMAOs) eran de escasa eficacia en la depresión moderada crónica, normalmente llamada RDC. Los estudios más recientes que utilizan los criterios DSM-III-R para el diagnóstico de distimia muestran que los TCAs, los nuevos IMAOs (RIMA) y los SSRI son eficaces. Todos estos fármacos tienen un mecanismo de acción farmacológica similar. Por tanto, es de interés práctico y teórico que la amisulprida, un derivado de benzamida que bloquea los receptores pre-sinápticos D2 y D3, se haya mostrado eficaz en el tratamiento de la distimia en distintos ensayos controlados frente a placebo y frente a fármacos de referencia.