Existen muchos retos para escribir un artículo sobre la farmacoterapia del trastorno por estrés postraumático (PTSD).
El problema más obvio es que la literatura publicada sobre ensayos clínicos es demasiado escasa e inconsistente para que pueda hacer recomendaciones de fiar. Segundo, lo que nosotros entendemos actualmente sobre la psicobiología del PTSD es tan complicado que es dificil predecir qué clases de fármacos pueden tener la espectativa de mejorar y qué grupo de síntomas. Tercero, seleccionar el mejor fármaco implica tener en cuenta la realidad clínica que el paciente con PTSD usualmente exhibe con un espectro de diagnósticos comórbidos (por ejemplo depresión, ansiedad, transtornos de ansiedad, y dependencia o abuso de agentes químicos). A pesar de estas muchas consideraciones, los psiquiatras deben sumergirse en este mar de incertidumbres actuales y tomar las decisiones más inteligentes que puedan, sobre qué drogas o qué fármacos prescribir a sus pacientes con PTSD.