A. Graziottin
La sexualidad humana tiene tres raíces fundamentales: la biológica, la motivo-afectivo-relacional, y la cognitiva. Por desgracia, por lo general se descuida la dimensión biológica en las mujeres. Las hormonas son factores necesarios, pero no suficientes para mantener una líbido humana satisfactoria. En las mujeres, los estrógenos informan al sistema nervioso central, actuando como factores neurotróficos y psicotróficos durante toda la vida. También informan a los órganos sensoriales, inclusive a la piel con sus glándulas sebáceas y de sudoración, que son receptores clave de los estímulos sexuales externos. Los estrógenos son también los "factores de permiso" para la acción de un péptido vaso-intestinal, neurotransmisor clave para los cambios endotélicos y vasculares que conducen a la lubricación vaginal.
Otros factores como la medicación, el alcohol y otros problemas de salud pueden modificar el impacto biológico de las hormonas en la líbido. La depresión puede causar una disminución progresiva del interés en la conducta sexual que desemboca en una baja de la líbido, dificultades en la excitación sexual, anorgasmia secundaria y/o una declarada aversión sexual. El aumento de la atención de los médicos hacia los problemas sexuales de las mujeres mejorará de forma espectacular la calidad de vida de la mujer en especial en los periodos difíciles de transición.