Se propone un programa de vigilancia epidemiológica para la conservación auditiva, adaptable a empresas de distintos tamaños, características y recursos económicos, para inificar los criterios de manejo y clasificación y centralizar la información. hasta ahora dispersa, en el Instituto de Seguros Sociales (ISS). Se ofrecen alternativas que van desde programas ejecutados íntegramente por las empresas hasta otros hechos por el ISS, pasando por propuestas intermedias. En el método propuesto primero se evalúan los niveles superiores a 84 dB, una auxiliar de enfermeria les hace un lamizaje audiométrico por vía aérea en las frecuencias de 500, 1000, 2000, 4000 y 6000 Hz, previa atoscopia y cuestionario sobre capacidad auditiva y exposición a ruido industrial. Una audióloga hace una audiometría completa a los trabajadores seleccionados en el tamizaje según criterios definidos en el programa. El médico industrial evalúa a los trabajadores con audiogramas anormales para definir el diagnóstico y decidir la conducta que se ha de seguir. Se pretende atender no sólo la patología auditiva profecional sino también la común. Se mencionan las distintas clases de pretectores auditivos (tapones y erejeras), y se definen pautas para su lección, uso y mantenimiento.