Reflexión personal sobre temas éticos y morales que enmarcan la actuación humana frente a la valoración de lo bueno y lo malo, mostrando cómo estos asuntos se plasman en códigos que reflejan la sociedad que los engendra. Sostiene la tesis de que las enfermeras " no existen, no constan, no se le influye, no figuran como profesión", a pesar de ocupar un espacio físico. Señala la subjetividad de los legisladores, las múltiples lecturas que pueden derivarse de un texto único y la determinación de las pautas de conducta por la creencias e intereses de quienes por mayoría o poder pueden legislar. Las tesis son sustentadas con base en el Estatuto del Personal Auxiliar Sanitario de la Seguridad Social Española, el Código de Deontológico del Consejo Internacional de Enfermeras (CIE) y la Carta de Derechos y Deberes de los pacientes, elaborada por la INSALUD (España), entre otros. Reconoce la autora su lectura parcial de los textos mencionados pero se apoya además en otros hechos que evídencian la hegemonía del poder médico y la normatización en salud desde la perspectiva médica y masculina. Termina invitando a las enfermeras a cambiar la subordinación por la responsabilidad, a intentar ser éticas más que moralistas y a conseguir el reconocimiento de que existen.