Dentro del marco que encuadra la realidad familiar de nuestros países; se ha destacado desde siempre, la importancia de aquellos daños que abaten la salud, en el orden de enfermedades infecto-contagiosas y parasitarias. Esto, ha sido el común denominador para todos los países de nuestra región. Actualmente se ha dado una inversión, en la cual se hace preeminente la accidentabilidad en general. Las cuasas consignadas como mortalidad por accidentes, suicidos y homicidios, la mortalidad producidad por los riesgos de trabajo y los datos que no es posible manejar hasta la fecha nos hacen estimar que la proporción de los mismos oscila entre un 10% y 17% dentro de la mortalidad total por accidentes.