María Rodríguez Castaño, Rafael Rayo Rosado , María Reina-Bueno
Los tumores de Köenen son, en muchas ocasiones, el único signo patognomónico de la esclerosis tuberosa. Estas lesiones benignas con frecuencia presentan sintomatología dolorosa, afectando a la capacidad del paciente para caminar o usar calzado, junto con las repercusiones estéticas acompañantes.
La exploración clínica irá encaminada a realizar un diagnóstico lo más certero posible, teniendo presenta la existencia de otras lesiones con características similares (verrugas, granuloma piógeno, tumor glómico y fibroqueratoma periungueal adquirido) que pueden desorientarnos a la hora de la confirmación definitiva.
En cuanto a la etiología y su diferencia con el fibroqueratoma digital adquirido, podemos decir que ambas presentan como denominador común antecedentes traumáticos. Aunque cabe mencionar que en el caso del tumor de Köenen la mutación de los genes TSC1 y TSC2 juega un papel determinante en el crecimiento tumoral.
Desde el punto de vista terapéutico, existen una serie de terapias alternativas a la cirugía convencional tales como la fenolización y el láser de CO2, siendo ambas muy aceptadas debido a la reducción del tiempo de cirugía y los buenos resultados estéticos, aunque por el contrario presenten una alta tasa de recidiva. Por lo tanto, con la idea de garantizar una solución definitiva al problema, nos decantamos por la cirugía para la exéresis completa del tumor con la exposición de la matriz, ofreciéndonos las mayores garantías de éxito.
El motivo de este trabajo radica en entender una alteración del pie como un principal signo diagnóstico de un trastorno sistémico, siendo aquí cuando el podólogo, es el especialista sanitario que se encuentra en primera línea diagnóstica de dicha patología.
Aunque existe un general desconocimiento sobre diversos aspectos relacionados con el tumor de Köenen, queda patente el creciente interés por esta lesión en los últimos años.