B. Santamaría Jaramillo, Samara Palma Milla, Laura Mª Bermejo López, B. López Plaza, Arturo Lisbona Catalán, P. Zamora Auñon, Carmen Gómez Candela
La obesidad y el cáncer de mama son dos problemas sanitarios de importante relevancia y transcendencia social y económica en el mundo occidental. Por un lado, la incidencia de ambas patologías ha adquirido una tendencia creciente en las últimas décadas, por el otro, es sabido que ambas entidades, de forma independiente, se asocian a un incremento de la morbimortalidad. Además, existe cierto nexo etiopatogénico entre ellas, de esta forma, en las mujeres postmenopáusicas, el exceso de peso corporal se asocia a un mayor riesgo de desarrollar cáncer de mama, y una vez desarrollado el tumor, las mujeres obesas (pre y postmenopáusicas) tienen mayor riesgo de recidiva y una mayor mortalidad asociada que las mujeres con peso saludable. Por otro lado, el tratamiento antineoplásico del cáncer de mama, a diferencia de lo que ocurre para otros cánceres, se asocia con frecuencia a un aumento del peso corporal, situación indeseable en tanto que se asocia a un peor pronóstico de la enfermedad. El reto actual es conseguir demostrar, mediante estudios clínicos de adecuado diseño, que la pérdida de peso, o el mantenimiento del mismo dentro de unos márgenes saludables, en las pacientes diagnosticadas de cáncer de mama, puede influir positivamente en el pronóstico de la enfermedad.
Obesity and breast cancer are two health problems that have high prevalence rates in the Western world. The incidence of both pathologies is increasing, and each of them, independently, is associated with significant morbimortality rates. But in addition, obesity and breast cancer are correlated diseases. On the one hand, excess body weight is associated with an increased risk of developing breast cancer in postmenopausal women. Once the tumor is developed, obese (pre and postmenopausal) women have an increased risk of mortality and recurrence than women with healthy weight. Furthermore, breast cancer treatment is associated with an increased probability of weight gain, and in turn, weight gain after cancer diagnosis is also associated to a poor prognosis. The current challenge is to prove by well-designed interventional studies that, after cancer diagnosis, weight loss or maintaining it within the healthy margins may increase survival.