El progreso en el tratamiento del mieloma múltiple de la última década ha retrasado, pero no ha evitado, que la mayoría de los pacientes acaben desarrollando resistencias y finalmente mueran a consecuencia de la enfermedad o complicaciones relacionadas. Los agentes de más reciente aparición incluyen nuevos alquilantes, inhibidores del proteasoma e inmunomoduladores, pero también anticuerpos monoclonales y fármacos con nuevos mecanismos de acción.
Es probable que la incorporación a la clínica de esta segunda generación de nuevos fármacos consiga mejorar aún los resultados del tratamiento inicial, evitar la aparición de recaídas y resistencias precoces, y mejorar el tratamiento de la recaída con terapias dirigidas de baja toxicidad.