Se presenta un caso clínico de una paciente que tras una larga estancia en cuidados críticos por complicaciones multiorgánicas tras ser intervenida de sustitución valvular aórtica, se traslada a una unidad de hospitalización con un deterioro físico y psíquico importante. El papel de la enfermera referente es fundamental como elemento que garantiza la continuidad en los cuidados de enfermería. Nuestra paciente durante su ingreso evoluciona de un nivel de dependencia máximo, evidenciado por un Barthel de 0 a un nivel de dependencia moderado, evidenciado por un Barthel de 65. En estos pacientes no sólo debemos hacer alarde de unos cuidados técnicos de calidad sino que es fundamental incluir a la familia como parte del equipo multidisciplinar. Las enfermeras debemos asumir a la familia como eslabón importante de este proceso para mejorar en la calidad de la atención prestada al paciente.