Federico Miguel Cuesta Triana, Pilar Matía Martín
El abordaje de la nutrición en el paciente anciano requiere entender la desnutrición desde un punto de vista general. A los cambios fisiológicos que acompañan al envejecimiento se añaden con frecuencia comorbilidades que modulan y complican cualquier tipo de intervención. Es por ello que en Geriatría se acepta de forma universal una aproximación global, que considera tanto los aspectos médicos como aquellas vertientes funcionales y sociales que sin duda intervienen en el soporte nutricional. Igualmente interesa destacar la heterogeneidad de la población anciana en relación con la situación funcional y cognitiva, lo que hace que el estudio del anciano se realice en los diferentes niveles asistenciales: domicilio, residencias de ancianos y hospitales, tanto de agudos como de media y larga estancia. Este dato es fundamental, pues las cifras de prevalencia de desnutrición varían en función del contexto de estudio, con un incremento relacionado con el grado de institucionalización. Se sabe que la situación general del individuo, en términos de comorbilidad, situación cognitiva, independencia funcional y situación nutricional predice con exactitud el pronóstico en unidades de larga estancia, especialmente en lo relacionado con la mortalidad.