Objetivo: evaluar la competencia de los y las enfermeras de cuidados intensivos y urgencias para integrar y aplicar la práctica basada en evidencias (PBE).
Método: estudio descriptivo transversal realizado sobre el total de enfermeras (N=110) de las Unidades de Cuidados Intensivos y Urgencias del Hospital Torrecárdenas (Almería). Para la recogida de los datos se utilizó un instrumento validado, el cuestionario de práctica basada en la evidencia (CPBE-19). Se midieron además variables sociodemográficas. Para el tratamiento de los datos se calcularon índices de estadística descriptiva y pruebas de contraste de hipótesis (t de Student, ANOVA, Kruskal-Wallis, r de Pearson).
Resultados: la tasa de respuesta fue del 100%. Las actitudes de los participantes hacia la PBE mostraron la puntuación media más alta (5,42), seguido de los conocimientos/habilidades (3,61) y la práctica (3,40). Se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre las enfermeras que trabajaban en la unidad de cuidados intensivos y la dimensión práctica (3,80 vs 2,98, p= 0,002); entre quienes que poseían otro título universitario y la dimensión conocimiento (4,45 vs 3,52 , p= 0,014); y entre las formadas en evidencia y cada una de las dimensiones: actitud (6,00 vs 5,32, p= 0,025), práctica (4,41 vs 3,22, p= 0,001) y conocimiento/habilidades (4,55 vs 3,45, p= 0,001). Se encontraron correlaciones significativas entre las tres dimensiones del EBPQ-19.
Conclusiones: las enfermeras mostraron actitudes positivas hacia la PBE y su uso para apoyar la toma de decisiones clínicas, sin embargo hay una falta de correlación entre la actitud positiva y las puntuaciones medias más bajas de las dimensiones conocimientos/habilidades y práctica.
Objective: to assess the competence of Intensive Care and Emergency nurses to incorporate and apply Evidence-Based Practice (EBP).
Methods: transversal descriptive study conducted on the total nursing staff (N=110) of the Intensive Care and Emergency Units from the Hospital Torrecárdenas (Almería). A validated tool was used for data collection: the Evidence-Based Practice Questionnaire (EBPQ-19). Socio-demographical variables were also measured. For treatment of data, descriptive statistical indicators were calculated, as well as hypothesis contrast tests (Student�s t, ANOVA, Kruskal-Wallis, Pearson�s r).
Results: response rate was 100%. The attitudes of participants towards EBP showed the highest mean score (5.42), followed by knowledge / skills (3.61) and practice (3.40). Statistically significant differences were found among nurses working in the Intensive Care Unit and the dimension of practice (3.80 vs 2.98, p= 0.002); among those with another university degree and the dimension of knowledge (4.45 vs 3.52 , p= 0.014); and among those with training on evidence and each one of these dimensions: attitude (6.00 vs 5.32, p= 0.025), practice (4.41 vs 3.22, p= 0.001) and knowledge / skills (4.55 vs 3.45, p= 0.001). There were significant correlations between the three EBPQ-19 dimensions.
Conclusions: nurses showed positive attitudes towards EBP and its use to support clinical decision making; however, there is a lack of correlation between this positive attitude and the lower mean scores in the dimensions of knowledge/skills and practice.